God save the troll

Generalmente nuestras menciones a los trolls suelen ser sobre cómo evitarlos, cómo pasar de ellos, qué hacer para banearlos y que no vuelvan, y en definitiva, una campaña de discriminación hacia su colectivo. Pero permitidme una pregunta, ¿qué sería Internet sin los trolls?

Exacto, sería un Internet más aburrido, menos disparatado, sin una noticia idiota cada semana que nos saque una sonrisa.

Por ejemplo, ¿os acordáis aquella vez -hace una semana- cuando desde varias webs empezaron a comunicar la nueva funcionalidad de IOS 8 que te permite recargar tu móvil mediante el microondas? ¿Os acordáis cómo nos reímos?

Pero las acciones de los trolls van mucho más allá. A veces consisten en sacar de quicio a los más freaks de la casa…

…o sacar lo mejor del Facebook de tu novia cuando deja la sesión logeada.

Sin embargo, recientemente hemos visto un caso diferente. Al parecer, tras el discurso feminista de Emma Watson en la ONU, la web 4chan amenazó con publicar fotos de la actriz desnuda. Pero tras unos días se desveló la verdad: todo había sido obra de una compañía cuyo objetivo era acabar con 4chan por el peligro que estos suponen, y la acción había sido un trolleo premeditado. La noticia original fue corregida en los medios, que reconocieron que se la habían colado.

Y aún así, hay otra vuelta de tuerca. Nada de esto era verdad. Solo unos días después se descubrió que en realidad todo era parte de una broma, de un trolleo elaborado por unos usuarios que ya lo habían hecho anteriormente.

Así que quizás los trolls nos enseñen una importante lección sobre la fiabilidad de la información en la era de Internet, sobre la falta de acondicionamiento de los medios tradicionales -y los nuevos- a este escenario y lo fácil que es llegar a la opinión pública con información falsa. O quizás solo sirvan para exasperar a webmasters y subir fotos graciosas. En cualquier caso, Dios salve a los trolls.